lunes, 4 de febrero de 2013

El MODELO TRANSFORMATIVO DE BUSH Y FOLGER

Tras haber analizado hace unos días el método tradicional- lineal, continuamos nuestro estudio de los modelos de mediación, deteniéndonos hoy en el modelo transformativo, que impulsaron Robert Bush y Joseph Folger.

La finalidad principal de la escuela transformativa es modificar la relación las partes, por lo que no se pone tanto énfasis en obtener el acuerdo, aunque por supuesto es el objetivo final, pero será una consecuencia de esa nueva situación.

Para lograr el objetivo se programan reuniones conjuntas o privadas al igual que en el modelo Harvard, aunque a diferencia, el mediador intenta introducir una comunicación relacional de causalidad circular. En las entrevistas se procura que cada parte potencie su protagonismo y pueda reconocer su cuota de responsabilidad en el desenvolvimiento de la controversia y la que le corresponde a su oponente. Este modelo tiene un fuerte predominio terapéutico.

El Modelo transformativo de Bush y Folger considera que la Mediación ha sido exitosa no cuando en la misma se llega a un acuerdo como fin. Definen el objetivo como el mejoramiento de la situación de las partes comparada con lo que era antes. En la Mediación transformadora se alcanza éxito cuando las partes como personas, cambian para mejorar, gracias a lo que ha ocurrido en el procesos de Mediación.

Según Bush y Folger, una parte resulta revalorizada en la Mediación cuando alcanza una comprensión más clara, comparada con la situación anterior, de la que le importa. Comprende más claramente cuáles son sus metas y sus intereses en la situación dada, porque persigue esas metas considerando que ellas son importantes y merecen consideración. Se cobra conciencia de la gama de alternativas que puede garantizarles total o parcialmente la obtención de sus metas, y de su control sobre esas alternativas. Comprende que existen decisiones, con respecto a lo que se debe hacer en la situación y que ejerce cierto control sobre dichas decisiones".

El participante comprende que puede elegir si continuar la Mediación o si la abandonará, si aceptará o rechazará el consejo jurídico o de cualquier otro carácter, si aceptará o rechazará una posible solución y que al margen de las restricciones externas, siempre se le ofrecerán alternativas, y el control sobre las mismas es exclusivamente de el. De esta manera se acrecientan o aumentan sus propias habilidades en la resolución de Conflictos.

El participante aprende a escuchar, a mejorar la comunicación, organizar y analizar cuestiones, a presentar argumentos, utilizar técnicas como la ubicación de ideas, evaluar soluciones alternativas y a tomar conciencia de los recursos que posee. Observa más claramente que posee la capacidad de comunicarse o persuadir eficazmente, puede redistribuir sus recursos de modo que tengan más alcance, sus recursos son suficientes para promover una solución que antes no contemplaron; puede aumentar sus recursos explotando una fuente suplementaria de apoyo a lo que antes no había contemplado.

Puede deliberar y adaptar decisiones acerca de lo que hará en las discusiones de la Mediación y la posibilidad de acordar y el modo de hacerlo, o de los restantes pasos que dará. Puede evaluar plenamente las cualidades y las debilidades de sus propios argumentos y de la otra parte, las ventajas y desventajas de las posibles soluciones y evaluaciones. 

Si bien es cierto el atractivo que despliega el modelo transformativo de formación en mediación, no hemos de olvidar que el despliegue de este modelo se ha producido allí donde hay una larga experiencia de participación en la mediación, y donde los grupos sociales que intervienen en los conflictos no se estructuran por su profesión sino por su participación en el conflicto, siendo este atributo, ser parte, el que legitima para estar en la mediación. Todo esto nos lleva a pensar en conflictos alejados de los llamados "privados", es decir, los "públicos" o "comunitarios", como los más pertinentes para su aplicación.


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